Cómo y por qué de mi equipo de pesca
La Ley de Hlade
El 2 de agosto de 1993, en el PRYCA que había junto al estadio José Zorrilla, compré un ejemplar del libro “La Ley de Murphy”. A las pocas horas, junto con otros compañeros de cuartel, dimos varias vueltas de campana dentro de un Opel Corsa a la entrada de Medina de Rioseco. ¿Casualidad? De entre todas las leyes, axiomas y corolarios que se encontraban impresos dentro de ese libro, hubo uno que a mí me gustó especialmente, la Ley de Hlade, que venía a decir: “Si tiene una tarea difícil, confíesela a un hombre vago, él encontrará la forma más fácil de hacerla”. Más allá de la gracieta, en esta frase se encuentra un modo de afrontar las cosas basado en buscar planteamientos lo más rectos posible a la hora de realizar trabajos, resolver problemas o, por qué no, afrontar los dilemas y obstáculos en una afición como pueda ser la pesca con mosca. Curiosamente este modo de plantear las cosas es muy cercano a un principio que está patente en la naturaleza y en la inmensa mayoría de los animales, el del esfuerzo/recompensa, y eso es algo que todos los días vemos en cuanto ponemos un pie en el río. ¿Dónde comen las mejores truchas? Casi siempre en sitios donde la comida sea abundante y no tengan que pelearse con el tiro de un gran chorro, lugares en donde les baste con un pequeño desplazamiento para engullir el alimento que porta la corriente.